Napoleone Buonaparte (I)

El año que se celebró el bicentenario del levantamiento popular contra las tropas napoleónicas en Madrid, no tuvo la trascendencia que merecía, aunque en otras partes de España la cosa pasó sin pena ni gloria. Parece mentira que la «Memoria Histórica» sea tan frágil en este pueblo. Los seis años de lucha del pueblo español contra el invasor, con todo lo que supuso de muerte y destrucción, han sido uno de los periodos más trágicos de nuestra historia, y todo debido a un personaje de los más atrabiliario que se ha dado en Europa. Lo que parece mentira es que a estas alturas todavía haya quien lo considere un «genio de la guerra», cuando por su hechos debería haber pasado como uno de los peores estrategas que ha habido. Se puede aceptar que fuese un buen táctico, pero como estratega fue un verdadero desastre. Si consideramos los hechos más importantes de su breve, pero funesto periodo de mandato, el saldo no puede ser más negativo: Desastre en su objetivo de enfrentarse a Inglaterra en el mar, Trafalgar (de paso nos quedamos sin escuadra); Desastre en su aventura egipcia, un ejercito destruido por el calor, la peste y disentería; Desastre en su aventura en Rusia, un ejercito de casi 600.000 mil hombres, de los que regresaron a penas 25.000, víctimas del frío, el hambre, las enfermedades y… los cosacos, y finalmente desastre en España, en que se llevó lo que no está escrito. Finalmente la última de las batallas en las que intervino, Waterloo, es un ejemplo de lo que no se debe hacer. Por cierto, en el arco de triunfo de París faltan dos batallas: Bailén y Waterloo.
Este pájaro es un mito, y contra los mitos solo cabe una solución: DESMITIFICARLOS.

SÍ A LA GUERRA

La guerra está justificada, por lo menos, en los siguientes casos:

Contra los “progresistas”, que intentan progresar a costa del prójimo.

Contra lo ecologistas, que carezcan de conocimientos sobre Ecología.

Contra los blasfemos, mal hablados y soeces.

Contra lo público; hombres públicos, mujeres públicas, etc.

Contra los pederastas (cadena perpetua).

Contra los políticos populistas, que pretenden darnos el timo del “toco mocho”.

Contra los periodistas que no se limitan a informar, sino a deformar.

Contra las organizaciones NO-GUBERNAMENTALES que se financian con el dinero del Gobierno (por lo menos deberían cambiar de nombre y pasar a llamarse GUBERNAMENTALES).

Contra lo organizadores de peleas de perros, gallos, etc. (más de cinco años de cárcel sin remisión).

Contra los violadores (cadena perpetua).

Contra los sacerdotes que abusan de los niños (más de veinte años de cárcel).

Contra los “asalta-capillas” de cualquier religión y credo (entre cinco y diez años de cárcel).

Contra los que ensucian el mobiliario urbano, los monumentos, etc. (condenados a borrar las pintadas en el tiempo que fije el Juez).

Contra los pirómanos (condenados a plantar árboles en función del daño causado).

Contra los que abusen de niños, ancianos, minusválidos, etc. (más de diez años de cárcel).

Contra los alcohólicos y drogadictos, siempre que vayan conduciendo un vehículo y no se haya producido un accidente (retirada del permiso de conducir a perpetuidad y una sanción económica fuerte), en el caso de un accidente la pena de cárcel se multiplicaría por tres.

Contra los conductores de “furgonetillas” y «furgonetas», por exceso de velocidad (retirada del permiso de conducir durante medio año. En caso de reincidencia, a perpetuidad).

Contra los padres que amenacen a los profesores de sus hijos (multa a los padres y fuera el niño del centro de enseñanza).

Contra los políticos que dispongan del dinero del contribuyente para fines que no tengan que ver estrictamente con el bien común (aquí no está incluido el mundo de la kultura), en este caso cesarán de sus cargos y responderán con su patrimonio.

Contra los coches oficiales, residencias oficiales, gastos suntuarios de toda la clase política (los políticos se trasladarán en sus propios vehículos o en transporte público, y vivirán en sus domicilios particulares).

Contra todo tipo de aforamiento, no existe aforamiento para nadie.

Contra todos los “anti”, incluidos los “antisistema”.

Oclocracia o gobierno de la muchedumbre

Oclocracia (del griego ὀχλοκρατία, del latín ochlocratia) según la visión aristotélica clásica es una de las tres formas específicas de degeneración de las formas puras de gobierno, en concreto de la Democracia A veces el término se confunde con tiranía de la mayoría dado que están íntimamente relacionados.

Polibio, historiador  griego, en su obra Historiæ, VI, 3, 5-12; 4, 1-11, sobre el 200 a. C. llamó oclocracia al fruto de la acción demagógica y la definió como «la tiranía de las mayorías incultas y uso indebido de la fuerza para obligar a los gobernantes a adoptar políticas, decisiones o regulaciones desafortunadas«. «Cuando ésta (la democracia), a su vez, se mancha de ilegalidad y violencias, con el pasar del tiempo, se constituye la oclocracia«, Historiae, VI, 4. Según su teoría anacyclose -teoría cíclica de la sucesión de los sistemas políticos (a la que alude Maquiavelo)- la oclocracia se presenta como el peor de todos los sistemas políticos, el último estado de la degeneración del poder. Polibio describe un ciclo de seis fases que hace volcar la monarquía en la tiranía, a la que hace continuación la aristocracia que se degrada en oligarquía, luego de nuevo la democracia piensa remediar la oligarquía, pero zozobra, ya en la sexta fase, configurándose como oclocracia, donde no queda más que a esperar al hombre providencial que los reconduzca a la monarquía.

Multitud es un concepto de la ciencia política y el Derecho constitucional que representa la multiplicidad social de sujetos que es capaz de actuar en común como agente de producción biopolítica dentro del sistema político.