Las primeras referencias que encontramos, relativas a la luz eléctrica en la Villa de Madrid, están publicadas en los diarios La Nación y El Clamor Público el 30 de enero de 1852. Desde esa fecha, el desarrollo de la energía eléctrica ha sido espectacular y hoy, no se concibe una sociedad en la que no exista un consumo generalizado de la misma.
En sus primeros tiempos, la energía eléctrica estuvo asociada casi exclusivamente al alumbrado, pero poco a poco su uso se fue generalizando a otro tipo de aplicaciones; transformación en calor, en potencia mecánica, etc.
Hoy la proporción de energía eléctrica que se transforma en luz es solo una pequeña parte, por lo que no tiene sentido seguir hablando del Recibo de la Luz. Tampoco tiene sentido hablar de recibo[1], ya que se trata de una factura[2].
Nos encontramos en primer lugar, que la forma de calificar la Factura Eléctrica, es anacrónica y debería ser abandonada, sobre todo por los analistas que opinan y escriben en los órganos de difusión social. Resulta francamente irritante; ver, oír y leer, opiniones sobre el problema de los costes de la energía eléctrica a personas que carecen de los mínimos conocimientos técnicos para ello. Es muy corriente, sobre todo el los debates televisivos, confundir la potencia con la energía, de forma similar a como se confunde el año-luz con unidad de tiempo. Expresiones como, “se han consumido tantos Kilovatios”, son de uso común. También es muy frecuente expresar el consumo de energía eléctrica con una unidad que no existe Kw/h. Una potencia (mal escrita lo correcto es kW), dividida por tiempo, no es nada. La potencia multiplicada por el tiempo, sí es energía: kWh (o como mucho kW-h). Creo que la forma incorrecta viene por similitud con la unidad expresada en los velocímetros, km/h (en este caso se trata de longitud partido por tiempo, que es velocidad).
Nos encontramos con un asunto difícil de entender por los usuarios, ya que para empezar, los encargados de explicar la facturación de la energía eléctrica carecen de los conocimientos mínimos sobre la materia, y en la mayoría de los casos se trata de explicar la cuestión desde el punto de vista político, que es la mejor manera de no aclarar nada.
El precio de la energía eléctrica es una cosa, y lo que pagamos los usuarios es otra, de forma análoga sucede con la gasolina. Por esa razón, se tendría que explicar claramente la cuestión, y para ello habría que recurrir a los profesionales que entienden del asunto, y dejar a los políticos que oscurezcan, y confundan, que es lo que mejor que saben hacer. En esta labor pueden estar ayudados por algunos periodistas, economistas, ecologistas, etc. y todo tipo de “desinformadores”.
[1] RAE: Escrito o resguardo firmado en que se declara haber recibido dinero u otra cosa
[2] RAE: Relación de los objetos o artículos comprendidos en una venta, remesa u otra operación de comercio. Cuenta detallada de cada una de estas operaciones, con expresión de número, peso o medida, calidad y valor o precio.